Probablemente conozcáis el cuento infantil o la película adaptada “Donde viven los monstruos”.
En ella se narra la historia de Max, un niño que está enfadado con su madre y con su hermana y no parece feliz. Max suele portarse mal y una noche es castigado por su madre.
Esa noche llega a un lugar de fantasía, un reino de monstruos. Se une a ellos, convirtiéndose en su nueva familia. Max es nombrado Rey de todos ellos, pero no consigue controlarlos ni reinar con aptitud.
Tomará conciencia de la dificultad que conlleva mantener a sus monstruos en armonía y buena convivencia. Finalmente, volverá a su casa, para seguir siendo un niño y crecer con la ayuda y el cariño de su familia.
Este cuento utiliza esa metáfora para explicar las emociones de Max, de esta manera, los monstruos son el reflejo de sus miedos e inseguridades, tristeza, ira, etc.
Como Max, los niños y adolescentes que tienen conductas inadecuadas, negativistas e incluso agresivas, reaccionan de esta manera porque no saben gestionar sus emociones. Es probable que el menor esté pasando por un momento difícil, ya sea en casa o en el colegio, y se exprese de esta manera porque no sabe cómo hacerlo de otra. Al mismo tiempo, la educación que recibe tiene mucha influencia en su conducta posterior.
Es importante, pues, mantener una interacción sana con el niño: favorecer un contexto saludable, felicitar y valorar sus conductas positivas, poner límites de manera que aprenda a tolerar la frustración y ayudar a que desarrolle su autonomía, entre otras cosas.
Arantxa ORBEGOZO AGUIRRE, Nº Colegiada: 02594
Psicóloga Sanitaria de CENTRO GUNA